Quiero volver a
ser esa pequeña niña inocente que se creía todo.
Esa que les tenía
un pánico terrible a los tiburones.
Esa que una vez
soñó que se la comía un tiburón y estuvo días llorando.
Esa que no tenía
huecos vacíos en el corazón, huecos que ahora han dejado personas que se han
ido, y que por más que lo intentes, no van a volver nunca.
Esa que lloraba
por tonterías como tener que bañarse antes que su hermano, o no poder tomar una
Coca-Cola en el almuerzo.
La que tenía una
única preocupación: pintar sin salirse de la rayita.
La que pasara lo
que pasara, tenía una sonrisa dibujada en la cara.
A la que engañabas
con la típica broma de: "tengo tu nariz" y se enfadaba por eso.
La que tenía
cosquillas en sitios inimaginables.
La que dijo
"Pikachu" como primera palabra.
La que con tan
solo cinco años dijo: "Pero papi, si cierras las ventanas, nos vamos a
quedar sin aire"
La que comprobó
que las papas fritas con Nocilla no tenían futuro.
La que por unos
instantes estuvo debajo de una televisión, o con una flauta en la garganta.
La que se motivaba
por terminarse el potaje antes que su hermano.
La que sonreía sin
parar cuando se medía y había crecido un centímetro o dos.
La que se ponía
kilos y kilos de maquillaje por toda la cara y pensaba que estaba guapísima.
La que se ponía un
vestido rosa, unos tacones de Barbie y una corona de plástico y se sentía
princesa.
La que se creía
los: "eres la niña más bonita del mundo" que le suele decir su
familia.
La que quería un
perrito desde los dos años.
La que soñaba con
ser profesora.
La que con cinco
años tenía unas ganas inimaginables de aprender a leer y a escribir.
La que cada día
reía por cualquier motivo.
La que ignoraba lo
que los demás pensaban de ella.
La que cada día se
guardaba un poco de comida del comedor en el bolsillo, para poder recordar lo
que había comido ese día en el colegio.
La que ignoraba el
daño que te puede hacer cierta gente.
La que pensaba que
la vida era un cuento de princesas con final feliz.
La que creía que
ser mayor era divertido.
La que solo quería
crecer y hacerse mayor.
La que quería ser
igualita a su hermano.
La que creía que
en la vida todo el mundo era amable y buena persona.
La que no tenía la
palabra “dolor” ni “vergüenza” en su diccionario.
La que se ponía
unos tacones de su madre y jugaba a ser profesora, o a que tenía cinco o seis
hijos.
La que le decía a
su madre: "Mami, ¿jugamos a que tú eres mi madre y yo voy con mis hijos y
mi perro a visitarte?".
La que le echaba
la bronca a sus Nenuco por portarse mal en su clase.
La que muchas
veces jugó con su madre a las casitas.
La que por su
cumpleaños solo pedía muñecas y le ponía cara de asco a la ropa que le
regalaban.
La que cada vez
que se compraba un helado acababa con la camiseta del color del helado.
La que pensaba que
ya era mayor cuando dejó la chupa.
La que se reía con
Epi y Blas.
La que cantaba con
Mickey Mouse.
La que cada día
venía del colegio con plastilina bajo las uñas.
La que solo se
despertaba temprano si se iba de excursión con el colegio.
La que pensaba que
la vida iba a ser un camino de rosas.
Quiero volver a
ser esa personita feliz, o tal vez, lo que quiero es disfrutar de la vida, como
hace una niña.